lunes, mayo 12, 2008

Amor Patagónico


Mares celestiales, bioeternos.
Ríos, inhóspitos.
Campos interminables, desérticos.
Acantilados, bahias.
Culturas, folcklore, mate y truco.
Cantos, versos.
Silencio, calma, serenidad;
Oportunos, ordenados.
Evolución inhibida,
Gennakenk, Ahonikenk;
"Madre Tierra, Madre Cielo"

domingo, mayo 04, 2008

Ciudad Sonora, Pico Truncado.

Todo transcurrió a orillas de una salina santacruceña, en una de esas noches donde el cielo es el principal protagonista.
El frío no se sentía como de costumbre y el viento, cansado de tanto gritar, se había calmado; típico verano.
Rumores, chistes, charlas delirantes, risas... Cinco viajeros del tiempo y su rutina vacacional. Y como si fuera poco, melodías interminables rodeándolos.
Todo parecía normal, para ellos. Todo era libertad.

De repente, el escenario se torno misterioso.
En un momento de inspiración colectiva, una luz brillante e incandescente, los ilumino.
La vida se detuvo por un instante, eterno.
En el infinito vació universal, la conmovedora e inédita actuación de asteroides y estrellas inmovilizo a sus espectadores.
Una especie de tsunami intergaláctico, de ventana tridimensional. Una visión alucinógena.
La psicodélia fue la consecuencia.

Luego el foco plateado disminuyó de intensidad a medida que el grupo aumentaba su locura.
Arriba todo volvió a su lugar.
Abajo; gritos, expresiones corporales poco comunes y lapsos mudos reinaron por un tiempo hasta que volvieron las charlas y la música.

El virus espacial, su efecto y cura fueron simultáneos, y sus víctimas, los viajeros del tiempo.

Foto satelital del lugar del fenómeno.

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